miércoles, 20 de mayo de 2015

Literatura incaica


Expansión del imperio
El Imperio Inca fue el estado más extenso y poderoso del período precolombino en el continente americano. Aquel pueblo que da nombre al imperio, los incas, vivían en el territorio del actual Perú y luego de un largo proceso impuso su supremacía sobre el resto de los pueblos presentes en los territorios más cercanos primeros, más alejados luego. De ese modo, y principalmente entre los siglo XV y XVI es que se conforma el imperio incaico: se calcula que su extensión fue de casi dos millones de kilómetros cuadrados y su población de hasta 14 millones de personas. La extensión territorial del imperio abarcó los actuales territorios de Ecuador, Perú y Bolivia, el sur de Colombia, la mitad norte de Chile y el noroeste argentino. Este amplísimo territorio se denominó Tahuantinsuyo, que en quechua significa "las cuatro regiones".
Los principales desarrollos de los incas que marcaron un antes y un después tienen que ver con las formas de organización social, política y económicas, entre las que debe destacarse su capacidad militar, pero también administrativa en lo referente a la organización de la mano de obra, estableciendo una estructura económica basada en la agricultura que no tuvo precedentes en la historia del continente (un aspecto que era debidamente descripto por los primeros cronistas españoles).
En la actualidad de este gran imperio una de las cosas que han perdurado son las ruinas de algunos de sus templos, teniendo como el mayor de los ejemplos Machu Picchu. Pero en relación con sus formas de literatura, la cosa es más difícil...

Ejemplo de quipu
La principal lengua hablada en el imperio incaico fue el quechua, un idioma que perdura y aún es hablado por grandes colectivos culturales en toda Latinoamérica. Sin embargo, la principal forma de registro y transmisión del conocimiento fue oral. Existió una forma de escritura, pero que no hacía uso de un alfabeto, sino de la realización de diferentes tipos de nudos con hilos coloreados: los quipus.Este sistema de registro, fue ampliamente utilizado y efectivamente muy útil para el control contable de las operaciones del estado. Pero por otro lado, no es un sistema idóneo para el registro literario de las historias, tradiciones y leyendas del pueblo incaico.
Esta ausencia de una forma de registro escrito es lo que implica que lamentablemente es poco lo que puede decirse de la literatura incaica: si bien los invasores españoles realizaron un registro de algunos ejemplos, y otros perduran aún hoy en día exclusivamente a través de la transmisión oral, son en realidad tan pocos los ejemplos que es difícil responder con certeza sobre qué temas trataban, qué historias desarrollaban y quienes fueron sus autores.

La música y el baile eran importantes formas de expresión
De aquellas tradiciones mantenidas aún luego de estos más de cinco siglos de dolorosa sumisión a través de la transmisión oral y de los pocas transcripciones, podemos sin embargo identificar algunas características de la literatura de este pueblo. Sabemos que mayormente tenían un carácter poético y que los temas centralmente tratados se relacionaban con la naturaleza (las plantas, las flores, los animales, la tierra). Otro aspecto interesante es el hecho de que la literatura estaba directamente asociada a la música y los bailes. La religiosidad es otro de los temas tratados, venerando a sus principales dioses: Pachacamac y Wiracocha.
También se han identificado diferentes tipos de poemas:

  • el wawaki, entonado por coros de jóvenes durante las llamadas "fiestas de la luna",
  • el huahuay, de naturaleza triste y melancólica,
  • el yaravía, relacionado con el amor, y el huaino, relacionados con el amor erótico,
  • el triunfo, que tenían que ver con la guerra y la victoria,
  • el aymoray, inspirados en el tierra campestre y el trabajo agrícola.

Otro dato interesante, es el hecho de que la cultura incaica desarrollo el arte del teatro, que no se presentó en otras culturas precolombinas. El Ollantay es la más famosas piezas de arte dramático que pudimos conocer.



Acerca de la autoría de los poemas, de más está decir que todos son anónimos, sin embargo, sí se sabe que existían dos tipos de poetas, diferenciados por su pertenencia de clase: por un lado los amautas (los poetas oficiales, residentes en las cortes), y por el otro, haravec, que podríamos definir como los poetas populares, recitadores callejeros.

La cultura incaica en Argentina

Se sabe que los incas llegaron al noroeste argentino, a las provincias de Jujuy, Salta, La Rioja, Catamarca y Tucumán. Hay fuente que relacionan este hecho con el nombre de la provincia de Tucumán: una posible traducción desde el quechua es "lugar donde nacen los ríos"; mientras que otra sería "donde terminan las cosas", marcando en este sentido el final del territorio incaico.
Según las hipótesis más antiguas, lo más probable es que el imperio halla llegado hasta ahí, sin sostener una ifnluencia directa sobre los actuales territorios de las provincias de Santiago del Estero y Córdoba, sin embargo, los diaguitas (pueblo predominante en esas tierras) tenian una fuerte influencia incaica: veneraban a los dioses Inti (Dios del Sol) y a la Pacha Mama (la madre tierra), y por otro lado, el quechua tiene una gran influencia en el habla cotidiana de los provincianos de Santiago del Estero (aunque se dice que es así por inmigraciones posteriores a la llegada española).
Un dato histórico interesante es el hecho de que al momento de declararse la independencia argentina, el 9 de julio de 1816 en la provincia de Tucumán, la delaración no fue sólo redactada en español, sino también en quechua, hecho que habla a las claras de las fuerte influencias de esta lengua y de la cultura incaica.

Atahualpa Yupanqui y su guitarra
Nos gustaría por último rescatar la figura del poeta y cantor popular Atahualpa Yupanqui, ya que nos llama la atención sobre la influencia de este pueblo y cultura ancestral sobre Argentina:
Héctor Rovero Chavero (su nombre real) nació en la provincia de Buenos Aires en 1908, hijo de una madre con ascendencia vasca y un padre con antepasados quechua. Ya de pequeño comienza a tocar la guitarra, y a los 9 años la mudanza de la familia a Tucumán significa un hecho fundamental, ya que en esa provincia llegaban por ese entonces indígenas de muchas zonas del noreste argentino, con sus propias músicas y ritmos que lo marcarían en su posterior carrera.
A los 13 años, estudiando la historia del continente y particularmente del imperio incaico es que comienza a pensar en el nombre artístico que lo hará conocido: Atahualpa Yupanqui, que puede traducirse del quechua como el que viene de lejanas tierras.
A los 19 años escribe una de sus más conocidas canciones, Camino del indio:

Caminito del indio:
sendero colla
sembrao de piedras.
Caminito del indio,
que junta el valle con las estrellas.


Caminito que anduvo
de sur a norte
mi raza vieja;
antes que en la montaña
la Pacha Mama se ensombreciera...



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